Querido lector, ¿cuánto hace que no oyes una homilía sobre el purgatorio? Si la respuesta es: “ni me acuerdo” … no estás solo. Porque, tristemente, hoy muy pocos sacerdotes predican sobre esta realidad tan consoladora de nuestra fe. Pero no siempre fue así. Hubo tiempos —no tan lejanos— en los que el purgatorio formaba parte del lenguaje espiritual cotidiano. Se rezaba por los difuntos. Se ofrecían Misas. Se encendían velas en su memoria. Se creía con fuerza que el amor no termina con la muerte.
Uno de esos testigos fue el padre Martin Berlioux, un sacerdote francés del siglo XIX, párroco en Grenoble. Este hombre de Dios dedicó su vida a propagar la devoción por las almas del purgatorio. En su libro Mes de las almas del purgatorio, recogió testimonios, meditaciones, súplicas… y también el siguiente relato que te invito a leer con el corazón abierto.
Pero antes de entrar en el texto, permíteme subrayar una idea esencial que brota de las páginas del padre Berlioux: el purgatorio es una invención maravillosa de la Misericordia Divina.
Sí, has leído bien. No es un castigo cruel, ni un lugar de tortura —como algunos imaginan erróneamente—. Es el último abrazo purificador del Amor de Dios antes de permitirnos entrar en Su presencia gloriosa. Allí, las almas se purifican, reparan lo que no pudieron aquí abajo y, mientras tanto, reciben el consuelo de nuestras oraciones.
Ahora sí, vamos al testimonio. Léelo como si lo escucharas directamente de un sacerdote en el púlpito.
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Un día, un sacerdote predicaba sobre el purgatorio. Al final de su sermón, compartió una experiencia personal:
“En los últimos días, me enteré de que mi padre acababa de morir. Esta noticia me rompió el corazón. Al estar lejos de mi familia, no tuve ocasión de despedirme de él. No pude cerrarle los ojos con mis manos, esas que tanto le gustaba besar después de mi ordenación.
En mi dolor, una cosa me consuela: puedo rezar por él. Cuando subo al altar para ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa, siento que él sigue cerca de mí. Creo firmemente que mis oraciones suavizan y acortan su sufrimiento en el purgatorio. Creo que le ayudan a entrar más rápidamente en el Cielo.
Allí me espera en la casa de Dios. Este pensamiento me llena de esperanza. Por eso os pido a todos los presentes que recéis por él. Vuestras oraciones son un acto de caridad. Pueden abrirle el cielo.
Recemos por las almas del purgatorio. Es un pensamiento santo y saludable. ¡Oh, qué maravillosa invención de la Divina Misericordia es el purgatorio! Da a tantas almas la posibilidad de purificarse, de reparar sus pecados y de gustar la gloria eterna.”
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¿Te ha tocado el corazón este testimonio? A mí sí. Me hace pensar en mis propios padres, familiares, amigos… ¿Cuántos de ellos habrán partido sin estar del todo preparados para el Cielo? ¿Quién reza por ellos hoy?
La Iglesia nos enseña que nuestras oraciones son eficaces. Pueden acortar los sufrimientos de las almas en el purgatorio y acelerar su entrada en la gloria. Es un acto de caridad inmensa, de fe verdadera, de esperanza concreta.
No olvidemos a esas almas. Porque un día, quizá tú y yo estemos en su lugar. Y esperaremos con ansias que alguien, aquí en la tierra, nos ofrezca una Misa, una oración, un rosario.
Por eso, querido lector, te invito a dar un paso sencillo pero poderoso: inscríbete hoy mismo en el Oratorio Virtual por las Almas del Purgatorio.
Oratorio Virtual por las Almas del Purgatorio – España
Es una red de oración que crece en toda España, bajo la protección de la Virgen del Carmen. Quienes se inscriben reciben el fruto de oraciones, sacrificios, Misas ofrecidas. Y lo más hermoso: aseguran que también ellos serán ayudados en la hora de su juicio y purificación.
¿Te unirás? Las almas te lo agradecerán. Y tú, algún día, también.
Oratorio Virtual por las Almas del Purgatorio – España
Foto: Autor desconocido, CC BY-SA 4.0 via Wikimedia Commons
