Por Ignacio García Toledo
Como sabéis, Nuestro Señor se apareció 92 veces a Sor Margarita María Alacoque, monja de la Visitación, a finales del siglo XVII, en Paray-le-Monial, ciudad de Francia, en la región de Borgoña. Le reveló que los que veneran Su Sagrado Corazón se beneficiarán de gracias inestimables para salvar sus almas.
Hoy voy a hacer algunas reflexiones generales sobre las promesas hechas por Nuestro Señor a quienes veneran Su Sagrado Corazón. Luego mencionaré las famosas doce promesas principales hechas por Jesús a Santa Margarita María.
Las reflexiones que voy a presentar aquí están tomadas de las obras
del sacerdote francés Alfred Yenveux, oblato de María Inmaculada, que llegó a ser conocido como el santo capellán de la basílica de Montmartre, en París. De hecho, pasó casi vinte años, de 1884 a 1903, cuando murió, recopilando las enseñanzas de Nuestro Señor a Santa Margarita María Alacoque.
Dejó un gran número de libros publicados. Entre sus obras se destaca la colección de cinco volúmenes titulada «El Reino del Corazón de Jesús o la Doctrina completa de la Beata Margarita María sobre la devoción al Sagrado Corazón«. En el quinto volumen, el P. Yenveux explica detalladamente cuáles son las promesas reveladas por Nuestro Señor a lo largo de unos 20 años en las apariciones a Santa Margarita María.
En primer lugar, explica que “fue a través de milagros externos y sensibles como la fe se extendió por el mundo en los primeros siglos”. Hoy, sin embargo, “los milagros son de otro tipo, sobretodo espirituales, comparables, pero podemos decir que superiores a los de los primeros tiempos”. De este modo, “el Sagrado Corazón de Jesús quiere reavivar la vida cristiana medio muerta y establecer así su reino universal».
Hay varias enseñanzas en esta frase. La primera es que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús no consiste sólo en milagros materiales, sino sobre todo espirituales. Quien espere de esta devoción milagros físicos, sensibles, quedará decepcionado. En segundo lugar, la afirmación de que estos milagros espirituales son superiores a los materiales. En tercer lugar, con los milagros espirituales, es decir, las conversiones, el Sagrado Corazón de Jesús establecerá su reino universal, es decir, sobre el mundo entero y vencerá la tibieza y la apostasía reinante en nuestros días.
La idea central de esta doctrina es que el mundo necesita convertirse y que un medio deseado para la conversión del mundo es la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Ahora bien, yo os pregunto: ¿no es cierto que el mundo va mal y necesita la conversión? ¿No fue ésta la petición de Nuestra Señora de Fátima?
Pasamos ahora a un segundo punto, también muy importante para conocer y amar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. El Padre Yenveux enseña que el Sagrado Corazón de Jesús pide prácticas externas, pero lo que Él quiere absolutamente es nuestro corazón. Quien tiene esta devoción avanza rápidamente hacia la perfección, hacia la santidad, hacia el intercambio de corazones con Jesucristo.
Según Santa Margarita María, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús debe producir una “tal efusión de los frutos de la Redención que el Sagrado Corazón pueda ser considerado como un Nuevo Mediador” estableciendo “Su Reino en las almas, en las familias, sobre las naciones y en la Iglesia”.
El P. Yenveux añade: “El Corazón de Jesús quiere reinar por el amor y la reparación. Porque nos ama, quiere que correspondamos a su amor con amor”. Sin embargo, “este reino es muy diferente de los reinos de los déspotas y de los conquistadores, que reinaban por la fuerza. No se establecerá por la violencia, sino por la dulzura y la fuerza de su amor”.
Por último, repite la promesa hecha por Nuestro Señor a Santa Margarita María: «No temas nada, reinaré a pesar de Satanás y sus secuaces».
Con estas sublimes consideraciones, os invito ahora a leer las llamadas 12 promesas del Sagrado Corazón de Jesús. Estoy seguro de que os sorprenderéis, como me sorprendí yo, pero el P. Yenveux nos aclara que las 12 promesas son un resumen hecho por un alma piadosa de algunas, no todas, de las promesas del Sagrado Corazón de Jesús. Enumera las 62 promesas que encontró en los escritos de Santa Margarita María.
Las 12 promesas son las siguientes:
1. Te daré todas las gracias que necesites en tu estado.
2. Daré paz a sus familias.
3. Les consolaré en todas sus penas.
4. Seré su refugio seguro en la vida y sobre todo en la muerte.
5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todos sus esfuerzos.
6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia.
7. Las almas tibias se volverán fervorosas.
8. Las almas fervorosas se elevarán a una gran perfección.
9. Bendeciré las casas donde se exponga y honre la imagen de mi Corazón.
10. Daré a los sacerdotes el talento de tocar los corazones más endurecidos.
Y luego hay dos últimas promesas, cada una con una petición adicional:
11. Los que difundan esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, y nunca se borrará.
12. Os prometo, en el exceso de la misericordia de mi Corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen los primeros viernes, nueve veces seguidas, la gracia de la penitencia final, que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los sacramentos, y que mi Corazón será su refugio en esta última hora.
Como ves, ¡son gracias extraordinarias! Paz en tu familia, un refugio seguro, tu nombre inscrito en el Corazón de Jesús…
¿Por qué Nuestro Señor nos concede estos dones? Sencillamente porque conoce bien el corazón humano… Sabe que a nuestros corazones les cuesta alcanzar cosas que no nos aportan beneficios ciertos y concretos… Por eso nos habla en un lenguaje comprensible. Es una extraordinaria manifestación de la infinita misericordia de Dios, ¿verdad?
Tal vez te preguntes por qué Nuestro Señor esperó hasta finales del siglo XVII para revelar las promesas que acompañan a la devoción a Su Divino Corazón. Después de todo, ¡podría haberlas revelado durante Su estancia en la tierra! Creo que debemos ver en esto una santa astucia de la misericordia de Dios, si me permites la expresión.
El siglo XVII fue, en cierto modo, el último en el que Francia fue un país verdaderamente cristiano. En el siglo XVIII se produjo una explosión de odio hacia la Iglesia y la civilización cristiana. Fue el siglo de Voltaire, de los errores de la «Ilustración» y de la Revolución Francesa. En otras palabras, fue el siglo de la apostasía de Francia. Una apostasía que se apoderó de la Cristiandad y de la que estamos lejos de haber salido, creo que estarás de acuerdo conmigo.
Nuestro Señor sabe lo difícil que es salvarse en una sociedad que le rechaza. Sabe que todo nos empuja a alejarnos de Él y, por tanto, a perder la vida eterna. Pero no se ha olvidado de nosotros, sus hijos, que vivimos en la tempestad como los apóstoles en la barca, temiendo perecer, mirando el mar embravecido. ´
Por eso nos ofrece este salvavidas que se llama la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Luis Alvaz, CC BY-SA 4.0 https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0, via Wikimedia Commons