Es escalofriante el sólo hecho de imaginar un acto de semejante frialdad como lo es la eutanasia. Pensar en planificar la propia muerte, sin ningún tipo de temor de Dios, ni preocupación por la trascendencia, como si no fuéramos cuerpo y alma.
En algún momento de la Historia, parecía algo totalmente descabellado, pero hoy en día, no sólo se ha normalizado, sino que en nuestro país es Ley hace tres años.
Para algunos, no sólo no es suficiente que semejante práctica inmoral sea legal, sino que además, realizan reclamos a raíz de las demoras burocráticas que llevan a que se retrase el procedimiento de la propia muerte. Suena ridículo.
Uno de los casos de queja fue el del periodista Carlos Montaner, quién desde muy joven, fue un férreo defensor de la eutanasia. Cuando fue diagnosticado con una enfermedad neurodegenerativa incurable, dejó por escrito su deseo de recurrir a la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE).
Sin embargo, le fue muy difícil recurrir a la misma, ya que a pesar de los sufrimientos que dice padecer, los médicos no consideran que su caso aplique dentro del marco de la LORE. Así lo expresó su hija Gina diciendo que “Hay médicos que creen que tienes que estar en cuidados paliativos, en una situación agonizante, para que tramiten la solicitud y no es así”.
Entonces, tuvieron que acceder a la comisión de garantías de su comunidad, pudiendo llevar a cabo el procedimiento de acabar con la vida de Montaner, y “murió el 29 de junio con las facultades muy mermadas pero lúcido, como él quería morir. Rodeado de los suyos, despidiéndose. Para la familia fue duro, pero era su decisión”, declaró su hija.
Si bien, en el caso de Carlos Montaner, el reclamo fue elevado y escuchado, no sucede lo mismo con la mayoría de las solicitudes de eutanasia. El hecho es que, según la Ley, no deberían pasar más de 35 días en llevar a cabo la eutanasia, desde el inicia del pedido. Sin embargo, se están demorando alrededor de 75 días, lo que implica que muchas personas mueran antes de ser llevado a cabo el procedimiento.
Según Fernando Marín, médico y vicepresidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD), el Ministerio de Sanidad informó las siguientes cifras:
En 2022, el primer año con datos completos, de las 576 solicitudes, 152 personas murieron esperando que se apruebe su pedido de eutanasia. Mientras que sí fallecieron por eutanasia 288 personas.
A su vez, el Dr. Marín relata que durante el año 2023, el número de solicitudes de eutanasia ascendió a 727, lo que equivale a dos por día. El problema surge que se llevaron a cabo 323 procedimientos, es decir, menos de una por día.
Desde DMD reclaman que, no sólo hay desigualdad en el acceso a la eutanasia por cada comunidad, sino que los datos recopilados son muy pocos y de mala calidad. Las comunidades con mayor número de eutanasia han sido Catalunya, País Vasco y Navarra, mientras que Murcia, Galicia, Extremadura y Castilla y León, son las que menos casos registraron.
Lo que resulta muy paradójico, es que desde la DMD reclaman que algunos solicitantes han recibido “maltrato institucional” cuando piden la ayuda para morir. Dice Marín que “En algunos de estos casos, han llegado a describir el trato recibido como cruel, y eso nos lleva a preguntarnos si existen miembros de las comisiones de garantía y evaluación dispuestos a boicotear la ley por motivos ideológicos, políticos o corporativos”. Nos preguntamos ¿No es cruel ya el simple hecho de pedir la eutanasia?
Por ejemplo, Fernanda era una enfermera que tenía una enfermedad neurodegenerativa y había solicitado la eutanasia para el momento en el que la enfermedad avance demasiado. La solicitud aprobada por el médico y el neurólogo, pero no por los juristas. Al final, el pedido de eutanasia fue aprobado, pero Ángel, su esposo, dijo que Fernanda se sintió maltratada.
La DMD envió al Ministerio de Sanidad 18 propuestas a ser incluidas en el Manual de Buenas Prácticas de Eutanasia. Piden que se cree “una comisión estatal de la eutanasia y recomiende que los miembros de las comisiones de garantía y evaluación no sean objetores de conciencia”.
Como católicos, debemos analizar por qué las personas eligen quitarse la vida, sin ánimos de lucha o de ofrecimiento como reparación de los pecados. Es muy triste ver como se ha perdido la Fe, pero sobretodo, la Esperanza en la vida después de la muerte. Que no haya un sentido de la trascendencia es muy doloroso. Esperamos que desde los púlpitos, los sacerdotes, llamados a ser la sal de la tierra, puedan volver a evangelizar y a devolver a las personas la Esperanza.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20240625/9757759/dos-solicitudes-eutanasia-dia-mitad-practica.html
Foto: https://pixabay.com/fr/photos/personnes-ag%C3%A9es-rayon-docteur-1461424/