La Iglesia nos enseña que nuestras oraciones, actos de caridad y buenas intenciones pueden consolar a las almas del Purgatorio e incluso acelerar su entrada en la gloria del Cielo.
El Concilio de Trento lo afirmó claramente: ”Creemos que las almas retenidas en el Purgatorio son ayudadas por los sufragios de los fieles”. Esta verdad nos revela la maravillosa unidad de la Iglesia: una comunión que no se rompe con la muerte, sino que abraza tanto a los vivos como a aquellos que han partido con la esperanza de la salvación.La Iglesia, con su sabiduría materna, nos recuerda que todos formamos parte de una misma familia espiritual, unida por la caridad.
Nuestros seres queridos difuntos no están lejos de nosotros. Siguen siendo nuestros padres, hermanos, amigos, compañeros de camino.
San Pablo ya lo dijo:
«La caridad no pasará jamás».
La muerte no destruye los lazos del amor cristiano. Al contrario, los purifica y los eleva.
El Padre Faber lo expresó con fuerza: “Dios nos ha dado tal poder sobre estas almas, que parece que su destino depende más de nosotros, aquí en la tierra, que del propio Cielo.
Esta es la consoladora doctrina de la Iglesia. Esta es la conmovedora economía de la Comunión de los Santos.”
¡Qué responsabilidad tan grande… pero también qué misión tan hermosa!
Tú, que lloras a un padre, a una madre, a un esposo, a un hijo…
No pierdas la esperanza. Aún puedes demostrarles tu amor. Aún puedes ayudarles.
A diferencia de los ángeles y los santos, que sólo pueden orar, nosotros en la tierra contamos con múltiples medios para socorrerles —por gracia de Dios—:
🔸 la oración,
🔸 la Santa Misa ofrecida por ellos,
🔸 nuestros sacrificios cotidianos,
🔸 nuestras buenas obras vividas con generosidad.
Con todo ello, nos convertimos en sus bienhechores, en sus libertadores.
No dejemos pasar el tiempo. ¡Actuemos con fervor!
Ofrezcamos a estas almas el consuelo de nuestra caridad, para que pronto sean admitidas en la gloria del Cielo —la Iglesia Triunfante—, y desde allí intercedan por nosotros ante Dios con amor y gratitud eterna.
Únete hoy al Oratorio de Almas del Purgatorio y convierte tu oración en un acto de amor que traspasa el tiempo y la eternidad. ¡Ellos te necesitan… y un día tú también agradecerás que alguien haya rezado por ti!
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