Según la Conferencia Espiscopal Tarraconense, en Cataluña hubo una disminución del 44% en la celebración del sacramento de la Comunión, en comparación con los datos del 2017. Joan Águila, atribuyó la principal causa al Covid-19, diciendo que “antes se perdían algunos fieles cada año, pero la pandemia causó una sacudida”. Si bien hace varios años que el número de primeras comuniones vienen en descenso, a partir de la pandemia se agudizó mucho más.
Es por ello que han decidido poner en práctica diversos métodos para intentar convocar a los fieles a que reciban el sacramento de la Primera Comunión. Águila propone utilizar la creatividad para aumentar la convocatoria, salir al encuentro y no esperar que los fieles se acerquen solos. Para ello recurren a todos los métodos que sean válidos, como por ejemplo, difundir información en las redes sociales, invitar a la catequesis durante la salida de las escuelas, etc.
De todos modos, existe otra problemática y es que a la falta de niños inscriptos para tomar la Primera Comunión, se le suma la falta o la disminución de la cantidad de catequistas disponibles para prepararlos adecuadamente para recibir el sacramento. Cataluña cuenta con algo más de 4000 catequistas, cuando en 2017 había alrededor de 8000.
Este fenómeno también es atribuido a los efectos de la pandemia, ya que gran cantidad de quienes enseñan catequesis son personas mayores y, por miedo al contagio, dejaron de asistir. Es por ello que la Conferencia Episcopal Española está en búsqueda de nuevos catequistas.
Por otro lado, los niños que generalmente se anotan en la catequesis para la Primera Comunión, son los hijos de inmigrantes de Hispanoamérica, que provienen de familias muy católicas. A su vez, también se incorporan niños que vienen de familias no practicantes, pero que, por una cuestión socio cultural, desean que sus hijos reciban el Sacramento. Para estos últimos, que son niños que llegan sin ninguna base, se les dicta un curso previo, donde aprenden las bases de la religión y las oraciones.
Ahora, atribuir el descenso del porcentaje que de niños que reciben la Primera Comunión principalmente a la pandemia del 2020, es un argumento un tanto pobre. Y tampoco es necesario utilizar mucho la creatividad para “atraer” a los fieles, como si se estuviera ofreciendo un producto de moda.
Sería mucho más simple volver a las bases del magisterio de la Iglesia, a la tradición, que los sacerdotes, que son la sal de la tierra, apacienten sus ovejas, estén más cerca de la gente, haciendo un apostolado genuino. No hay que hacer más que predicar con el ejemplo para atraer a las personas, no hace falta llamar demasiado la atención con ruidos y colores. Simplemente mostrar con el ejemplo lo que la Iglesia Católica es.
La crisis de fe es anterior a la pandemia. Y, además, la falta de fe está infiltrada también, paradójicamente, entre los fieles. Porque, dejar de ir a predicar por miedo al contagio, denota una profunda confusión dentro de nosotros. No olvidemos que estamos llamados a dar la vida por nuestros amigos.
Fuente: https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=50582
Foto: https://pixabay.com/es/photos/primera-comuni%C3%B3n-religi%C3%B3n-3587130/