Saltar al contenido

Bodas sin Cristo ¡España sin Cristo!

En 2013, alrededor de uno de cada tres matrimonios en España se celebraba por la iglesia. En 2022, ¡solo uno de cada cinco! Es estremecedor ver cómo han descendido las cifras.

El matrimonio religioso, que antes era importante incluso para aquellos menos practicantes, parece haber perdido su relevancia en gran parte de España. En 2013 aproximadamente una de cada tres bodas se celebraba en la Iglesia en España. Sin embargo, en 2022, ¡solo una de cada cinco lo hacía!

En un artículo publicado por «Religión en Libertad» el pasado 3 de marzo, escrito por Pablo Ginés, titulado “En diez años, se hunden las bodas católicas en España: sus cifras por regiones son elocuentes”, se aborda la preocupante disminución en el número de bodas católicas en España durante la última década.

Este descenso en las cifras nos ha hecho reflexionar sobre el estado de la religiosidad en nuestro país y sobre la relevancia que tiene el matrimonio religioso en la sociedad actual.

Lo más impactante es observar las diferencias por regiones. En lugares como Cataluña, País Vasco y Baleares, apenas una de cada diez bodas es por la Iglesia.

Mientras que en otras como Andalucía y Extremadura, apenas rozan las tres de cada diez. Esto nos hace reflexionar sobre el estado de la religiosidad y su relevancia social en diferentes partes del país.

Nos llamó la atención también cómo estas cifras reflejan el cambio en la mentalidad de las parejas que deciden casarse.

Ya no se trata de jóvenes presionados por la familia o el entorno, sino de adultos que eligen libremente cómo celebrar su unión. El matrimonio religioso, que antes era importante incluso para aquellos menos practicantes, parece haber perdido su relevancia en gran parte de España.

Todo esto nos lleva a pensar en la descristianización de nuestras regiones y la velocidad a la que está ocurriendo.

¿Qué análisis deberíamos hacer de esta catástrofe?,  ¿dónde está la solución?

Como devotos del Sagrado Corazón de Jesús, pensamos que este desastre es consecuencia de la negativa de los jóvenes españoles a invitar a Jesucristo a sus bodas…

El episodio de las bodas de Caná relatado en los Evangelios nos da los elementos para comprender lo que está sucediendo hoy.

Los Evangelios nos cuentan en pocas palabras este maravilloso episodio de la vida de Cristo. En una pequeña aldea de Galilea, una joven pareja desconocida va a casarse e invita a Nuestro Señor Jesucristo a esta importante ceremonia.

El Maestro acude, lo hace de buen grado, e incluso lleva consigo a su madre y a sus apóstoles. “Pero sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino” dice el Evangelio. Entonces, Jesucristo, para socorrer la pobre pareja, realizó su primer milagro.

Se trata de una historia muy sencilla, insignificante en apariencia. Pero, ¡qué lecciones tan profundas se esconden tras este acontecimiento aparentemente insignificante!

Estos jóvenes querían casarse e invitaron a Nuestro Señor a la ceremonia. He aquí la gran lección de este episodio: ellos invitaron a Jesucristo a la boda.

Aplicando esto a nuestro tema, ¿en qué momento cometen los novios de hoy el primer error que no pueden reparar? Cuando, para fundar un hogar, una familia, invitan a todos: a sus padres, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, a la costurera, a la criada, a todos menos a Nuestro Señor que es el gran olvidado entre los invitados.

Sí, ése es el error. Es el primer error que se comete en las bodas modernas sin Cristo. Y no nos referimos a los que viven en un matrimonio puramente civil, ni a los cónyuges divorciados que se atreven a volver a casarse también civilmente.

De hecho, es inconcebible que un cristiano se comprometa en matrimonio sin haber pedido y obtenido la gracia de Jesucristo, es decir, sin casarse por la Iglesia.

Así que tenemos una sociedad decadente porque tiene familias rotas. Y tenemos familias rotas porque ya no invitan a Jesucristo a sus bodas.

Jesucristo dio al matrimonio la dignidad de sacramento para que, al pie del altar, no sólo nazca una nueva familia, sino que, sobre todo, brote la gracia necesaria para cumplir los deberes matrimoniales.

Casarse sin Cristo es el gran error de los novios de hoy, del mundo moderno, de España moderna, que han optado por la sociedad del bienestar en la que el matrimonio es un contrato puramente civil de duración limitada y motivado por placeres e intereses egoístas mutuos.

Una unión de concepción pagana, un paso seguro hacia uniones que pronto se romperán, con divorcios repetidos e hijos crecidos sin amor ni cariño.

El pensador católico Plinio Correa de Oliveira declaró: “Es tremendo, pero lo que el diablo promete es precisamente lo que quiere quitar. Promete a las almas que, si son egoístas, encontrarán placer en la vida. No hay nada más miserable que la vida de un alma egoísta”.

Hace algún tiempo, una alta autoridad eclesiástica llegó a declarar que el cristianismo se reduciría en el siglo XXI a un pequeño grupo de creyentes. En otras palabras, el cristianismo entraría en una noche oscura y en bancarrota. No cabe duda de que la humanidad está volviendo al paganismo.

Pero esto no es un hecho consumado, ni el resultado de un fracaso del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo. Si estamos enfermos, y mortalmente enfermos, es porque ya no somos cristianos. Y cada uno tiene que decidir su bando: con Cristo o contra Cristo.

Con estas reflexiones, queda claro por qué la familia está en crisis y cómo resolverla. “El que permanece en mí y yo en él, da mucho fruto, porque sin mí no podéis hacer nada”, dijo Nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio.

Ignacio García Toledo

Fuente: https://www.religionenlibertad.com/espana/371906827/diez-anos-hunden-bodas-catolicas-espana-cifras-regiones-elocuentes.html

Foto: Las bodas de Caná Bartolomé Esteban Murillo, Public domain, via Wikimedia Commons

Support the Project

This is a description text of the cover


I Want To Contribute