En España se vive actualmente un conflicto sociopolítico en torno a la presencia de cruces en espacios públicos, en gran parte impulsado por las leyes de memoria histórica. Cerca de 200 cruces han sido demolidas, vandalizadas o están en riesgo de ser retiradas. Muchas de estas estructuras, colocadas tras la Guerra Civil por el bando nacional, han pasado décadas integradas en la vida cotidiana de los pueblos, sin despertar controversia hasta tiempos recientes.
La reinterpretación de estos símbolos bajo el prisma de la memoria histórica ha generado tensiones. En lugares como el Valle de los Caídos o Casar de Cáceres, se han impulsado acciones legales o políticas para remover cruces, muchas veces bajo presión institucional, como la amenaza de pérdida de subvenciones. Incluso en contextos sin connotación franquista, como el monumento a Juan Pablo II en Santiago de Compostela, se ha optado por su eliminación.
La organización Abogados Cristianos ha liderado múltiples batallas legales para frenar lo que consideran un ataque contra símbolos religiosos y la fe cristiana. Argumentan que se está imponiendo una visión ideologizada, que criminaliza al catolicismo mientras exalta selectivamente a víctimas del bando republicano. Casos como el de la cruz del Monte Burunza o la del Cristo de la Paz en Almendralejo ilustran esta postura.
Además, muchas remociones se justifican con razones técnicas, como daños estructurales, aunque en algunos casos estos han sido estables por décadas. A veces se actúa con urgencia antes de que cambien los gobiernos, como ocurrió en Barrado. Algunas sentencias judiciales han comenzado a reconocer la falta de fundamento legal en ciertos derribos, abriendo la puerta a restituciones, como en Callosa de Segura o Castellón.
Este fenómeno también refleja una transformación cultural: la pérdida de sensibilidad religiosa en la sociedad española. Si bien en algunos lugares la retirada de cruces pasa desapercibida, en otros moviliza a la ciudadanía. El debate sigue abierto, y la postura ambigua de partidos como el PP demuestra lo controvertido del tema, incluso dentro de los mismos sectores políticos.
Foto: Godot13, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons
