El objetivo del artículo de hoy es ayudaros a hacer de la oración vuestra máxima prioridad. Recordad que os beneficiarais inmensamente porque Dios os dará, a través de la oración, todas las gracias que necesitáis para tu salvación. Para convenceros de ello, os voy a compartir el impresionante testimonio de un alma condenada al infierno.
No os voy a exponer las innumerables recomendaciones de los santos o de la Virgen para que los fieles rece, pero sí las recomendaciones de un alma condenada al Infierno. El extracto está tomado de un pequeño documento llamado “CARTA DE UN ALMA CONDENADA”.
El relato proviene de un original alemán llamado “Brief aus dem Jenseits” (“Carta del Más Allá”) y tiene Imprimatur el 9-11-1953 en Treves. Es un escrito privado que goza de licencia eclesiástica. Así que podéis estar seguros de que el contenido de este libro se ajusta a la doctrina católica.
Su autora es una monja alemana cuya amiga, Anita, murió joven en un accidente de coche. Cuando la monja se enteró de la noticia, se apresuró a rezar por la salvación de su amiga. Fue a misa y comulgó por ella. A pesar de todo, se sentía profundamente preocupada.
Durante la noche, tuvo un sueño que le reveló que Anita estaba condenada para siempre y las razones de su condenación.
La monja soñó que su amiga le había escrito una carta pidiéndole que dejara de rezar por su salvación porque estaba condenada. La carta comenzaba con esta frase: “¡NO RECES POR MÍ, ESTOY CONDENADA!”
Hizo toda una serie de confesiones a su amiga para explicarle su destino. Una de ellas merece toda nuestra atención.
He aquí lo que Anita confesó:
“Un día me llamaste la atención: «Ana, si no rezas más, te perderás». Realmente, yo rezaba muy poco, y ese poco siempre a disgusto, de mala voluntad. Sin duda tenías razón. Los que arden en el infierno o no rezaron, o rezaron poco.”
Lo veis, a veces rezamos mal, rezamos con pocas ganas. Dios no escucha estas oraciones, porque lo que quiere de nosotros es un corazón amoroso, no palabras. No hay duda de que esta desafortunada mujer tenía razón cuando dijo que todos los que arden en el Infierno no rezaban, o rezaban demasiado poco. Esto es muy importante. No basta con rezar a veces. ¡Hay que rezar mucho!
Anita continúa:
«La oración es el primer paso hacia Dios. Y sigue siendo el paso decisivo. Sobre todo rezar a aquella que fue la Madre de Cristo y cuyo nombre nunca mencionamos. En el infierno ni siquiera se permite pronunciar el nombre de María. El nombre de María es tan poderoso…”
No dudéis en recitar a menudo el Ave María. Esta joven condenada admite: «Su devoción arrebata al diablo innumerables almas que el pecado estaba destinado a arrojar en sus manos.»
Anita continúa:
«Sigo adelante, consumida por la ira, y sólo porque tengo que hacerlo. Rezar es la cosa más fácil que el hombre puede hacer en la tierra. Y es precisamente a esta cosa tan fácil a la que Dios ha vinculado la salvación de todos».
¿Alguien ha oído decir alguna vez que rezar es difícil? No, no se puede decir que rezar sea difícil, es lo más fácil de hacer sobre la tierra. Entonces, ¿por qué no rezamos? Porque no le damos prioridad. ¿Y por qué no lo hacemos una prioridad? Porque no nos preocupa nuestra salvación eterna. Estamos preocupados por nuestra vida terrenal.
Esta desafortunada mujer admite que Dios ha vinculado nuestra salvación a la oración. El que reza asiduamente se salva. El que no reza no se salva.
También dijo:
«Al que reza con perseverancia, Él le da poco a poco tanta luz, le fortalece de tal manera que al final hasta el pecador más empantanado puede levantarse de una vez por todas. Aunque esté hasta el cuello de barro” …
… En los últimos años de mi vida no recé como debía, y así me privé de las gracias sin las cuales nadie puede salvarse».
Lo que admite esta alma condenada coincide con la doctrina católica. En el infierno ya no hay esperanza. Todo ha terminado, excepto los tormentos, que no tienen fin. ¿Por qué? Porque cuando se abandona esta vida terrenal, ya no se puede asistir a misa, recibir las gracias de una buena confesión, rezar el rosario.
Anita escribe:
“Aquí ya no recibimos ninguna gracia. E incluso si Dios nos ofreciera algunas, las rechazaríamos cínicamente. Todas las variaciones de la existencia terrenal han llegado a su fin en esta otra vida. Contigo en la tierra, el hombre puede pasar de un estado de pecado a un estado de gracia, y luego volver a caer en el pecado. A menudo por debilidad, a veces por malicia. Con la muerte, todos estos altibajos llegan a su fin, porque tienen su origen en la imperfección de la libertad humana. Ahora hemos llegado al final.”
Queridos amigos, ¡ya veis lo claro de este mensaje! ¡Rezad y rezad mucho! Dios da a los que rezan una fuerza extraordinaria para abandonar el pecado. Se dice que Judas no rezó y que por eso cometió el más terrible de los pecados.
El diablo odia a la gente que ora. Así que hará cualquier cosa para alejarnos de la oración. Por desgracia, tiene bastante éxito… Tenemos mil cosas que hacer. Pasamos el tiempo en las redes sociales, vemos series, nos sentamos delante de la tele, salimos a tomar algo o hacemos las compras… Es así en España y en todo el mundo. El resultado de todo esto es que no tenemos tiempo para rezar. O mejor dicho, no nos tomamos tiempo para rezar.
Así que fijémonos un objetivo: ¡rezar! El objetivo de este artículo es animaros a rezar. Puede que me digáis: “¡Ah, pero si no tengo tiempo!”
Cuando estéis esperando el autobús o haciendo cola en el supermercado, ¡rezad! Llevad siempre contigo un rosario. Si no tenéis, conseguid uno y guardadlo en el bolsillo para poder rezarlo en cualquier momento.
Otra solución: colocad una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en un lugar visible de vuestra casa. Nuestro Señor ha prometido que protegerá de un modo muy especial a quienes veneren su Sagrado Corazón en sus casas. Cuando paséis junto a esta imagen, ¡rezad al Sagrado Corazón!
Puede ser con palabras muy sencillas como: «Sagrado Corazón de Jesús, ten piedad de este pecador«, o «Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío«.
Como veis, no es difícil rezar. No tenemos excusa para no rezar. Y si no rezamos, nuestra salvación eterna está seriamente comprometida. Pido al Sagrado Corazón que os ayude a rezar mucho y con confianza.
Ignacio García Toledo
Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=Q-wuw70tGu0
Foto: Image par Orna de Pixabay
