Por Ignacio García de Toledo
En esta publicación vamos a hablar sobre la lucha espiritual, es decir, la lucha para obtener nuestra salvación eterna y la victoria sobre el demonio. Así que voy presentar nueve consejos que Nuestro Señor le dio a Santa Faustina.
Santa Faustina Kowalska nació en 1905 y murió en 1938, fue una monja y mística polaca. Ella es considerada por los teólogos como parte de un grupo de los místicos más notables del cristianismo.
Escribió un diario, donde hay muchos consejos dado por Nuestro Señor Jesucristo respecto a la lucha espiritual.
En la lucha espiritual tenemos que tener en cuenta que lo más importante en nuestra vida es la salvación eterna. Tenemos que ser perfectos como el Padre celestial lo es. Es la recomendación de nuestro Señor Jesucristo. Entonces en este camino de perfección tenemos una lucha, que es la lucha de la vida.
León XIII habla de la lucha espiritual en estos términos: “Es la lucha que debemos tener contra el demonio para seguir los mandamientos de Nuestro Señor Jesucristo.” Además agrega que retroceder ante el enemigo es una conducta vergonzosa, avergonzamos a Dios, porque no luchar es incompatible con la salvación de cada uno y con la salvación de todos. El Papa continúa: “Nada despierta tanto la audacia de los malos como la debilidad de los buenos.” Lo dijo en la famosa encíclica de 1899, Annum Sacrum, donde consagra a la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús. Somos luchadores o somos blandos, débiles cómplices.
Con estas esclarecedoras reflexiones de León XIII de que la lucha espiritual es la lucha contra el demonio y que la fuerza del mal está en la debilidad de los buenos, podemos concluir que todos estamos inmersos en esta lucha, nos guste o no.
Muchos quieren luchar, se quieren santificar, pero desgraciadamente no saben qué hacer y no conocen los principios católicos de la lucha espiritual.
Santa Faustina Kowalska registró en su diario 25 instrucciones de Cristo que se hicieron famosas en su lucha contra el maligno, hoy presentaremos nueve de ellos:
Primer consejo: Nunca confíes en ti, entréguese a Mi voluntad. Haz la voluntad de Dios y no la mía, este es el mandato de Nuestro Señor Jesucristo. El abandono a la voluntad de Dios es un acto de confianza que disipa los malos espíritus. Esto es curioso, es casi como un exorcismo, cuando confiamos en Dios somos exorcizados.
Segundo consejo: Cuando tengas dudas recurra a Mí. Invoque mi Nombre que es muy temido por el enemigo. O sea, no vayas a ver el horóscopo, no vayas a ver cartas o consultar la suerte. No vayas en búsqueda de espíritus como todo el mundo hace hoy en día. ¡No! Recurra al verdadero Dios.
Tercero consejo: No discutas con la tentación. Eva negoció con el diablo y perdió. Aquí está esa vieja historia por la cual la tentación siempre nos acompañará. Esto lo dice Santo Tomas de Aquino. El mundo entero, el 100 % de la humanidad siempre será tentada. Incluso nuestro Señor Jesucristo fue tentado, Nuestra Señora fue tentada.
Entonces, ¿qué tienes que hacer en la hora de la tentación? No negociar con el demonio. Recurrir al Sagrado Corazón de Jesús y darle la espalda al demonio.
Cuarto consejo: Haga una buena confesión, al demonio le gusta lo secreto, lo oculto. Confesarse con un buen sacerdote y lo que confieso, ayuda a iluminar la verdad y a adquirir poder sobre el mal. Por lo tanto se trata de un sacramento, y de hecho el famoso exorcista de Roma, el Padre Gabriele Amorth, decía que la confesión vale más que un exorcismo. ¿Por qué? Porque es un sacramento. De la confesión, la persona sale exorcizada también. Así que, recurra a la confesión. ¿Cuántas veces debo confesarme? Lo ideal sería confesarse una vez por mes.
Quinto consejo: Con mucha paciencia ten tolerancia contigo mismo. Aquí tocamos el problema de la impaciencia. Todos vivimos en una época de prisa y siempre estamos impacientes, queremos hacer todo rápido, al instante. Hasta en situaciones difíciles queremos tomar una decisión apresurada. La paciencia es una parte de humildad y también de confianza. El diablo nos tienta en el momento de la impaciencia, para que nos enojemos. Enojarnos nos lleva siempre o casi siempre a pecar, guardar ira ya es pecado.
Sexto consejo: Huya de los que murmuran. La lengua maliciosa puede causar mucho daño. En el diario de sor Faustina se menciona además de que ella vive en un convento, y aquí está la frase completa: “Huye de los que murmuran, como si ello fuese la peste”. Cuidado con murmurar, cuidado con las falsas acusaciones, habladurías, todo esto le quita la reputación a una persona y permite la entrada del demonio en tu vida.
Séptimo consejo: No te desanimes con la ingratitud. Hoy en día estamos en épocas de ingratitudes. Ya nadie procura agradecer. La ingratitud produce muchas heridas. La gente es ingrata, a veces en familia. Producen heridas. ¡Cuidado! Resista a estas ingratitudes. La ingratitud hace parte de la vida del hombre. Un santo llego a decir: “La gratitud es más frágil que la virtud de la pureza”. Es decir, pocas personas practican la gratitud.
Octavo consejo: No te engañes con perspectivas de paz y consuelo. Prepárate para grandes batallas. Esto lo enseña claramente Nuestro Señor Jesucristo: estar preparados para las grandes batallas. Incluso hay una cosa que nos llama la atención, algo que nuestro Señor Jesucristo recomienda en el Evangelio: comprar una espada. Nuestro Señor dice claramente que es necesario que los cristianos estén armados con una espada. Santa Teresita también lo dice: La santidad se conquista a través de la punta de la espada. Insisto que se deben tener las estampas de Jesús y María en tu casa. ¡Comienza por ahí!
Noveno consejo: ¡Sepa que el Cielo entero te observa!
Nada está oculto para Dios. Dios está observando, el Cielo y la tierra te miran mientras el demonio desea siempre que estés en la oscuridad.
Agregaremos una décima recomendación: Invoca a María.
Ella es la criatura que más teme el demonio, según numerosos relatos de exorcistas. Cualquier forma de invocación a María es suficiente para apartar al enemigo. La serpiente del mal puede querer envenenarnos pero María tiene el poder de aplastar su cabeza.
En los antiguos cánticos católicos había una canción que se llamaba ¡Levantaos, soldados de Cristo! que decía:
“Sólo nacimos para luchar
La Tierra es un amplio campo de batalla
Esta guerra es feroz y constante
Es la herencia de los hijos de Adán.
Seguid a este Rey Glorioso
El estandarte divino de la Cruz
Sólo Él conduce a la victoria
Los valientes soldados de la fe.” Hay una guerra santa para vencer al demonio. Siga a este Rey. ¿Quién es el Rey? Es el Sagrado Corazón de Jesús, el estandarte divino y glorioso contra las fuerzas del infierno obstinado, Él sólo conduce a la victoria. Es decir que tenemos junto al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María la única forma de alcanzar la victoria en nuestra vida espiritual.
Foto: Félix Joseph Barrias – The Temptation of Christ by the Devil – Philbrook Museum of Art, Public domain, via Wikimedia Commons