La revelación de que muchos adultos en Francia, que no fueron bautizados de niños debido a la negligencia religiosa de sus padres, buscan ahora activamente el bautismo en la Iglesia católica, ha generado un gran impacto en los círculos religiosos franceses.
“Quiero decir -a riesgo de parecer pueril- que lo que está ocurriendo es del orden de un milagro”, confiesa el obispo de Évreux, Mons. Olivier de Cagny.
Se trata de una buena noticia que llega de Francia, algo muy raro hoy en día, es que en la Pascua de 2024 hubo un número récord de bautismos de adultos y jóvenes -un total de 12.135 personas- en todas las diócesis francesas.
En Francia, como en todos los países, existe el bautismo de adultos. Es tradición de la Iglesia bautizar a los adultos en Pascua. Así que, en los últimos años, y especialmente este año, el número de bautizos de adultos se ha disparado en Francia.
Hoy en Francia, hay un gran número de adultos que deberían haber sido bautizados de niños, pero no lo fueron, porque sus padres, en la decadencia religiosa actual, por negligencia, no lo hicieron.
¿Qué ocurrió en Francia? Estos niños no bautizados crecieron, se hicieron adultos y ahora buscan a la Iglesia católica y piden ser bautizados.
Se trata de un fenómeno nuevo e importante que ha causado una saludable conmoción en los círculos religiosos franceses.
¿Cuál es el contexto? La Iglesia en Francia está en plena decadencia, por lo que este hecho fue considerado por los obispos como a contracorriente, nadie lo esperaba.
Al igual que en España, el declive de la vida religiosa es abismal. Por ejemplo, en 1960, el 90% de los niños nacidos en Francia estaban bautizados. Esta cifra ha disminuido drásticamente. En 2000, sólo el 45% estaban bautizados. Es decir, la mitad que en 1960. En 2022, sólo el 29% de los niños fueran bautizados. Es decir, sólo un tercio de los niños nacidos en Francia están bautizados. Estas cifras son un verdadero barómetro de la descristianización.
Si se quiere, se puede añadir que, en 1960, alrededor del 25% de la población iba a misa los domingos. Hoy, sólo el 1,2%.
Además, ya casi no hay vocaciones sacerdotales. En 1950, había 51.000 sacerdotes y unas 1.000 ordenaciones al año. En 2023, había unos 7.000 sacerdotes en actividad y hubo 88 ordenaciones.
En otras palabras, Francia se está convirtiendo en un país pagano.
Ya en 1980, en su viaje apostólico a Francia, el Papa Juan Pablo II preguntó: «Francia, hija primogénita de la Iglesia, ¿eres fiel a las promesas de tu bautismo?«.
Francia ya no es un país cristiano. Mientras tanto, ¿qué ha sucedido?
El número de jóvenes y adultos que solicitan el bautismo ha aumentado enormemente: en 2024, se bautizaron exactamente 12.135 adultos, lo que supone un aumento del 31% con respecto a 2023. De hecho, ya en 2023, hubo un aumento de 285 en comparación con 2022.
¿De dónde proceden estos nuevos bautizados? El 61% proceden de familias descristianizadas, familias formadas por católicos zombis, es decir, sin práctica religiosa, pero que mantienen los hábitos de la cultura cristiana. El 39% restante son jóvenes o adultos que proceden de familias sin religión, socialistas, agnósticas, incluido -un dato muy curioso- un 5% que procede de familias musulmanas, lo que constituye un fenómeno dentro del fenómeno de los adultos bautizados.
Según La Croix, el principal diario católico francés, se trata de «un fenómeno que se ha acelerado aún más en los últimos años y que sorprende incluso a la institución católica«.
Los obispos no previeron lo que ocurriría. La gente viene a la iglesia y dice: «Quiero bautizarme«.
A continuación, las declaraciones de algunos obispos al diario «La Croix».
“No son nuestros esfuerzos misioneros los que funcionan. Sugerimos que entren por la puerta, pero entran por la ventana”, reconoce monseñor Pierre-Antoine Bozo, obispo de Limoges.
“Esto también parece ir en contra de toda la dinámica de la Iglesia en Francia, el declive en la práctica, en la catequesis… Hay un fenómeno que va fundamentalmente en contra del espíritu de los tiempos”, reconoce monseñor Bruno Valentin, obispo de Carcasona.
Para el obispo de Évry, “la gente habla a menudo de desafíos en su vida -enfermedad, muerte de un ser querido, desengaño amoroso- que han puesto en peligro sus certezas. En algún momento tocaron fondo y eso les puso en el camino hacia Dios”.
La propia Conferencia Episcopal ha publicado un artículo en el que dice haber observado varios fenómenos en este grupo. Primero más numerosos, luego cada vez más jóvenes. Este año, el 36% tiene entre 18 y 25 años. Es un fenómeno que se observa en toda Francia, en todas las diócesis.
El diario «La Croix» publicó un largo artículo con testimonios de adultos que piden ser bautizados.
Valentin, de 40 años, es padre de tres hijos. El más pequeño, llamado Theo, de 6 años, preguntó a su padre: «¿Quién es Jesús? … ¿Es verdad que es el hijo de Dios?». Su padre se quedó sin respuesta. Así que decidió estudiar la religión católica. Al cabo de cuatro años, y después de empezar a ir a misa los domingos, propuso a su hijo, que ahora tenía 10 años, que se bautizaran. De hecho, padre e hijo se bautizaron en 2024.
¿Hubo alguna interferencia de un sacerdote? No. ¿De un obispo? No.
Ahora viene la historia de Elisa, una joven estudiante de medicina. No soportaba más su vida familiar, sus padres se habían separado y su familia estaba destruida. En su primer año de medicina, se hizo amiga de un colega católico que le causó una profunda impresión. En su segundo año, la trasladaron a otra ciudad y se encontró sola, sin su amigo católico. Sintió un vacío en el corazón. Para intentar llenar ese vacío, empezó a visitar iglesias. Decía: «¿Qué me pasa cuando estoy en la iglesia? Me siento en paz». Y así comenzó su proceso de conversión, que desembocó en su bautismo.
Otro caso, otra historia, es la de un joven llamado Adrien. Adrien le gustaba leer. Idealista, el cristianismo le atraía, pero, desconfiando de esta religión dominante, empezó a ponerla a prueba. Recorre los escritos del cristianismo primitivo, San Agustín, San Juan Crisóstomo y Santo Tomás de Aquino. Sus prejuicios se desvanecen uno a uno. El sistema le parece perfectamente coherente. “Todas las demás doctrinas son erróneas, el protestantismo no se sostiene, el islam tampoco. En el cristianismo, todo se sostiene. Es magnífico”.
Decidido a hacerse católico, Adrien llamó por fin a la puerta de la iglesia. Cuando el agente de pastoral le preguntó qué le había llevado hasta allí, Adrien respondió: “Fuera de la Iglesia no hay salvación. ¡Aquí estoy!”
Hay 12.135 historias de conversiones a la fe católica como éstas. Jean-Marie Guenois, conocido periodista católico, declaraba el 29 de marzo en las columnas del diario “Figaro”:
“Es cierto que no son muy numerosos en comparación con los indiferentes que han abandonado la Iglesia; es cierto que su número no compensa el hundimiento de los bautismos infantiles; pero el fenómeno es sorprendente: se nos decía que la Iglesia estaba agotada, que su mensaje estaba anticuado, que sus miembros eran indeseables.”
¿Cuál es la conclusión, la lección de este fenómeno? el Espíritu Santo toca donde quiere.
En el Evangelio de San Juan (3,5-8) está la respuesta que Jesús dio a Nicodemo sobre la acción del Espíritu Santo.
Nicodemo le preguntó: «¿Cómo puede un hombre nacer de nuevo siendo viejo? Jesús respondió: «En verdad, en verdad te digo que el que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios… El viento sopla donde quiere; oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así sucede con el que ha nacido del Espíritu”.
Por tanto, tengamos confianza, no tengamos miedo, la Iglesia católica es eterna. Triunfará sobre sus enemigos, a pesar de las apariencias.
Ignacio García Toledo
Foto: Captura de pantalla YouTube – Haute-Saône, le nombre de baptêmes en forte hausse en ce week-end de Pâques